sábado, 20 de junio de 2009

Con el culo blando...

Liliana se despertó a las seis, preparó a los chicos, los llevó a la escuela y volvió a casa con tiempo para darle un beso burocrático a Arturo, su marido, y de cambiar cheques, cosas habituales y reclamos..
Hizo una rápida compra en el supermercado, peleó con la mucama que le había manchado el vestido de seda, salió apurada, como siempre; le pusieron una multa por estar conduciendo con el celular en la oreja y una advertencia por estacionar en lugar prohibido, mientras iba un minuto a sacar dinero del cajero automático.
En el camino al trabajo, golpeaba ansiosamente el volante, en un congestionamiento monstruo, y pensaba cuándo podría pintarse la uñas y hacerse la tintura en el pelo antes de transformarse en una mujer canosa.
Llegando al escritorio, casi fue atropellada por una mina escultural que era la nueva contratada por la empresa para el cargo que ella, Liliana , hizo de todo para conseguir, pero que, a pesar del currículum excelente y de sus años de experiencia y dedicación, no pudo lograr.
Pensó si un buen lomo daba puntos, pero al rato se olvidó de la mina porque en medio de una reunión llamaron del colegio de Clarita, su hija menor, diciendo que ella estaba con dolor de oído y fiebre.
Intentó, en vano, encontrar a su marido y, como no pudo, resolvió ir ella misma al colegio, después de encontrarse con un nuevo cliente, que mostró ser un neurótico, aburrido, desconfiado con quien tendría que lidiar los próximos meses.
Salió ansiosa y encontró su auto con una goma pinchada.. Pensó en todo lo que todavía tenía por hacer antes de cerrar los ojos y soñar con un mundo mejor. Dejó el auto, tomó un taxi y fue por las criaturas.
Cuando llegó a casa, descubrió que se había dejado el maldito portafolio con todo lo que necesitaba leer para el día siguiente. Llamó al celular de su marido con la esperanza de que él pudiese ir a buscar los papeles a la empresa, pero la mierda seguía fuera del área.
Consiguió, después de varias llamadas, que un motoquero le trajese los malditos documentos.
Tomó un baño de mierda, le dio de comer a los chicos, hizo los deberes de porquería con los dispersos, y acostó a los monstruos.
Arturo llegó cruzadísimo de una reunión, reclamando de todo. Comieron en silencio. En la cama ella leyó la mitad de los documentos y comenzó a cabecear de sueño. Arturo se despertó con una erección y queriendo juguetear. Como esos momentos eran cada vez más escasos en su matrimonio, ella decidió hacer un último esfuerzo y transar. Hicieron algo medio rápido, medio más o menos, y, cuando estaba casi durmiéndose de nuevo, sintió una palmadita en su traste con el siguiente comentario:
"Estás teniendo un culito blando, Lili...deja la haraganería y empezá a cuidarte... "
Liliana miró una pantalla de metal y se imaginó golpeando la cabeza de Arturo hasta ver sus sesos desparramados por la almohada! Después se vio saltando sobre el tórax de él hasta fracturar todas sus costillas! Con un alicate de uñas arrancándole uno a uno todos sus dientes y después dándole una patada brutal en las bolas, que hacía volar espermatozoides para todos lados!
En seguida usó la técnica que aprendió en un libro de autoayuda: cómo controlar las emociones negativas. Respiró tres veces profundamente, mentalizando el color azul, y reflexionó.
No iba a valer la pena, no estábamos en EEUU, no conseguiría una abogada feminista carísima que hiciese su defensa alegando que asesinó a su marido ciega de tensión premenstrual... Resolvió actuar con sabiduría.
Al día siguiente, no llevó a los chicos al colegio, no hizo la compra rápida del super, ni peleó con la mucama. Fue a un gimnasio y se mató dos horas.. De allí fue a la peluquería para teñirse de pelirroja y se pintó las uñas de colorado.
Llamó al insoportable nuevo cliente y le dijo todo lo que pensaba de él, de su mujer y de su proyecto. Y esperó los resultados de su pésima conducta, haciéndose un masaje estético que jura eliminar, en diez sesiones, la grasa localizada.
Mientras se hospedaba en un spa, oyó al marido desesperado tratando de localizarla por el celular y descubrir por qué ella había desaparecido.
Pacientemente no atendió. Y, como la venganza es un plato que se come frío, le dejó un mensaje lacónico en la casilla de mensajes.
"El culo todavía está blando. Volveré cuando se haya endurecido. Un beso de la haragana ..."

martes, 16 de junio de 2009

PARA QUÉ SIRVE LA LECTURA

Me llaman de una editorial
y me piden que escriba
cinco folios sobre la necesidad de la lectura

No pagan muy bien
¿quién podría pagar bien por un tema así?
pero de todos modos
necesito el dinero

así que enciendo el ordenador y me pongo a pensar.
sobre la necesidad de la lectura
pero no se me ocurre nada

es algo que seguramente sabía cuando era joven
y leía sin parar
leía en la Biblioteca Nacional
y en las bibliotecas públicas

leía en las cafeterías
y en la consulta del dentista

leía en el autobús y en el metro

siempre andaba mirando libros

y me pasaba las tardes en las librerías de usados
hasta quedarme sin un duro en el bolsillo

tenía que volver a pie a casa

por haberme comprado un Saroyan o una Virginia Woolf

Entonces los libros parecían la cosa más importante de la vida

fundamental

y no tenía zapatos nuevos
pero no me faltaba un Faulkner o un Onetti
una Katherine Mansfield o una Juana de Ibarbourou

ahora la gente joven está en las discotecas
no en las bibliotecas

yo me hice una buena colección de libros
ocupaban toda la casa

había libros en todas partes
menos en el retrete

que es el lugar donde están los libros
de la gente que no lee

a veces tenía que seguirle durante mucho tiempo
las huellas a un libro que había salido en México
o en París

una larga pesquisa hasta conseguirlo

No todos valían la pena
es verdad
pero pocas veces me equivoqué
tuve mis Pavese mis Salinger mis Sartre mis Heidegger
mis Saroyan mis Michaux mis Camus mis Baudelaire
mis Neruda mis Vallejo mis Huidobro
para no hablar de los Cortázar o de los Borges

siempre andaba con papelitos en los bolsillos
con los libros que quería leer y no encontraba

por allí andaban los Pedro Salinas y los Ambrose Bierce
la infame turba de Dante

pero ahora no sabía decir para qué maldita cosa
servía haber leído todo eso

más que para saber que la vida es triste

cosa que hubiera podido saber sin necesidad de leerlos

Cuando habían pasado cinco horas yo todavía no había escrito
una sola línea
así que me puse a escribir este poema
Llamé a los de la editorial
y les dije creo que para lo único que sirve
la lectura
es para escribir poemas

no puedo decirles más que eso

entonces me dijeron que un poema no servía,
que necesitaban otra cosa.

lunes, 8 de junio de 2009

Desde ahora en adelante....

Es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella, más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Se deben cerrar puertas. O cerrar capítulos. Como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos. Lo importante es poder dejar ir momentos de la vida que se van clausurando. ¿Terminas con tu trabajo? ¿Se acaba la relación? ¿Ya no vives más en esa casa?¿La amistad se acaba?
Puedes pasarte mucho tiempo de tu presente revolcándote en los "porqués"; en volver el casete y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho. El desgaste va a ser infinito porque tú, yo, tu amigo, tus hijos, todos, estamos abocados a cerrar capítulos. A pasar la hoja. Al terminar con etapas o con momentos de la vida y seguir… No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió. Y hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros. NO. Los hechos pasan y hay que dejarlos ir! Por eso a veces es tan importante romper fotos, quemar cartas, destruir recuerdos…, cambiar de casa. Papeles por romper, documentos por tirar, libros por vender o regalar. En la vida nadie juega con las cartas marcadas y hay que aprender a perder y a ganar. Pasar la hoja…, vivir sólo lo que tenemos en el presente. El pasado ya pasó. Suelta el resentimiento, el prender tu televisor personal para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarte mentalmente, envenenarte, amargarte. es hacia adelante, nunca para atrás. Porque si andas por la vida dejando puertas abiertas, por si acaso…, nunca podrás desprenderte ni vivir lo de hoy con satisfacción.
¿Regresar?... ¿a qué?, necesidad de aclaraciones, palabras que no se dijeron, silencios que lo invadieron todo. Enfréntalos ya y ahora, hazlo!, déjalo ir, cierra capítulos. Dite a ti mismo que no, que no vuelve. Pero no por orgullo ni por soberbia sino porque tú ya no encajas ahí, en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en ese escritorio, en ese oficio, tú ya no eres el mismo que se fue, hace dos días, hace tres meses, hace un año, por lo tanto, no hay nada a que volver. Cierra la puerta, pasa la hoja, cierra el círculo. Ni tú serás el mismo ni el entorno al que regreses será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático. Es salud mental, amor por ti mismo, desprender lo que ya no está en tu vida.
Recuerda que nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo, nada es vital para vivir porque cuando tu viniste a este mundo llegaste sin ese adhesivo, por tanto es costumbre vivir pegado a él y es trabajo personal aprender a vivir sin él, sin ese adhesivo humano o físico que hoy te duele dejar ir. Es un proceso de aprender a desprenderse y se puede lograr porque, repito, nada ni nadie es indispensable. Solo es costumbre, apego, necesidad.
Pero... cierra, clausura, limpia, tira, oxigena, despréndete, sacude, suelta...
Hay tantas palabras para significar "salud mental" y cualquiera que sea la que escojas, te ayudará definitivamente a seguir adelante con tranquilidad…