Me he considerado siempre una feminista acérrima e inescrupulosa, y frente a ello la violencia familiar o doméstica ha sido un tema del que me he mantenido alejada por ser una de las pocas enfermedades que no he podido tratar. No sólo como profesional, sino como mujer y persona.
A pesar de las largas horas de charla y enseñanza sobre “distanciamiento profesional”, a la hora de hablar de violencia, mi negro subconsciente embrutecido por mis feromonas salen al ruedo, simplemente porque no entiendo y nunca entendí la violencia de ningún tipo (física y/o psicológica) desde ningún tipo de vista.
Hoy me atreví a modo de terapia de lanzar un par de análisis a la arena, pero teniendo en cuenta que si bien el 90% de los abusos son cometidos sobre mujeres y niños, de esto tenemos cifras alarmantes en nuestro país y en nuestra provincia (Léase caso Tula), existe un recóndito 10% de abusos contra el hombre.
Hoy me atreví a modo de terapia de lanzar un par de análisis a la arena, pero teniendo en cuenta que si bien el 90% de los abusos son cometidos sobre mujeres y niños, de esto tenemos cifras alarmantes en nuestro país y en nuestra provincia (Léase caso Tula), existe un recóndito 10% de abusos contra el hombre.
Para la mayor parte de las personas, hablar de hombres golpeados resulta sorprendente. Sin embargo, la realidad es que existen hombres violentados. Este tema se aborda con más facilidad en EE. UU que en Europa, puesto que, los movimientos masculinos están mejor organizados y especializados en temas sociales, y el tema está mucho más mediatizado. En cambio en America Latina, hablar del hombre golpeado es prácticamente uno de los tabúes más grandes existentes ya que "macho que se respeta, se la banca"
En EE.UU las cifras van en contra del discurso políticamente correcto que afirma que los hombres son sistemáticamente los verdugos mientras las mujeres las victimas. Otro prejuicio que se derrumba es que los hombres utilizarían la violencia física y las mujeres, como mucho, novatadas psicológicas. Ahora bien, muchos hombres reprimen psicológicamente su propia violencia, mientras el 80% de las mujeres violentas recurren a objetos como platos o cuchillos o cualquier elemento contundente a la mano.
En cualquier pareja hay un momento en el cual la relación se vuelve una lucha de poder, en la cual los dos protagonistas van a utilizar por turnos elementos violentos. Sin embargo, asistimos hoy en día a una valorización de la violencia femenina: una mujer que se defiende o que se pelea será considerada como una mujer fuerte. Esta actitud es contradictoria con la imagen tradicional transmitida por la sociedad que desea que la mujer sea dulce y maternal.
En EE.UU las cifras van en contra del discurso políticamente correcto que afirma que los hombres son sistemáticamente los verdugos mientras las mujeres las victimas. Otro prejuicio que se derrumba es que los hombres utilizarían la violencia física y las mujeres, como mucho, novatadas psicológicas. Ahora bien, muchos hombres reprimen psicológicamente su propia violencia, mientras el 80% de las mujeres violentas recurren a objetos como platos o cuchillos o cualquier elemento contundente a la mano.
En cualquier pareja hay un momento en el cual la relación se vuelve una lucha de poder, en la cual los dos protagonistas van a utilizar por turnos elementos violentos. Sin embargo, asistimos hoy en día a una valorización de la violencia femenina: una mujer que se defiende o que se pelea será considerada como una mujer fuerte. Esta actitud es contradictoria con la imagen tradicional transmitida por la sociedad que desea que la mujer sea dulce y maternal.
Hay que saber que en los escándalos de infanticidios, algo más del 56% de los niños asesinados lo son por parte de su madre. Esta paradoja tiene su origen en el mal discurso feminista que pretende demonizar el comportamiento masculino y angelizar la actitud femenina.
Los hombres golpeados físicamente corren el riesgo de que no se les crea o se les ridiculice. El lobby femenino, no quiere abrir por completo los ojos sobre el tema de la violencia conyugal. Una mujer golpeada puede unirse a varios grupos de ayuda mutua o asociaciones para salir del infierno de las violencias conyugales; un hombre golpeado siente una enorme culpabilidad y pierde su estatus de hombre, mientras queda aislado ya que no existen estructuras de acogida o de cobertura para ellos. En la mayoría de los casos, los hombres llegan a la denuncia luego de pensarlo mucho y de fracasar en uno y otro intento, en la policía o en un juzgado. En el Consejo de la Mujer están extrañadísimos por la situación y trabajan para orientar a las víctimas.
Los hombres golpeados físicamente corren el riesgo de que no se les crea o se les ridiculice. El lobby femenino, no quiere abrir por completo los ojos sobre el tema de la violencia conyugal. Una mujer golpeada puede unirse a varios grupos de ayuda mutua o asociaciones para salir del infierno de las violencias conyugales; un hombre golpeado siente una enorme culpabilidad y pierde su estatus de hombre, mientras queda aislado ya que no existen estructuras de acogida o de cobertura para ellos. En la mayoría de los casos, los hombres llegan a la denuncia luego de pensarlo mucho y de fracasar en uno y otro intento, en la policía o en un juzgado. En el Consejo de la Mujer están extrañadísimos por la situación y trabajan para orientar a las víctimas.
Negando este fenómeno de los hombres golpeados, las mal llamadas feministas condenan al ostracismo a una categoría de mujeres violentas que necesitan ayuda.
No dudes y cualquiera sea tu sexo, busca ayuda... o DENUNCIA, DENUNCIA, DENUNCIA, puede salvar la vida de tu pareja, de tus hijos…puedes salvar la tuya.
2 comentarios:
Despues de leer me surgio una duda la indiferencia es un tipo de vilencia.
El silencio es uno de los tipos más usados, se incorpora a la llamada violencia psicológica. Existen parejan que han pasado años sin hablarse o sólo cruzando palabras suficientes.
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